martes, 29 de julio de 2014

El estallido antioccidental chino: la rebelión bóxer, China (1898-1901)

La dinastía Qing, la cual siempre había promocionado la superioridad del imperio chino ante los "bárbaros europeos", fue obligada a firmar numerosos acuerdos que serían conocidos como los «Tratados Desiguales», en los cuales demostraba que los "bárbaros" habían obtenido un estado de superioridad frente al imperio Qing. El país se encontraba en una importante crisis económica además de que un sentimiento general de humillación recorría todo el imperio.

Emperador Guangxu
Primeramente hay que aclarar que la extensión de la rebelión coincidió con la llamada Reforma de los Cien Días, por lo que procederé a explicar en qué consistió esta reforma. Entre el 11 de junio y el 21 de septiembre del año 1898, el emperador Qing, Guangxu (1875-1908), ordenó una serie de reformas destinadas a realizar unos radicales cambios sociales e institucionales en China. Esta época sería conocida como la llamada Reforma de los Cien Días, una reforma planteada por intelectuales chinos que creían que debía de llevarse a cabo la pronta modernización del país para poder evitar el control extranjero que tanto estaba atosigando al Imperio chino durante ese tiempo. Influenciado por el éxito japonés, los reformistas declararon que China necesitaba de una innovación que debiera ir acompañada de un cambio institucional e ideológico.

La reforma abarcó una amplia gama de temas, además de tratar de eliminar la corrupción y crear un nuevo sistema de exámenes, un sistema legal, la estructura gubernamental, institución de defensa y servicios postales. También se estableció como meta modernizar la agricultura, la medicina y la minería y promover estudios prácticos en lugar de estudiar el neoconfucionismo. Además de enviar estudiantes al extranjero para que importaran el conocimiento occidental en China y así poder modernizar de la mejor forma el país. Todos estos cambios iban a ser producidos bajo el sistema de una monarquía constitucional .

Emperatriz Ci xi
Ante estos planes modernizadores, surgió una intensa oposición entre la élite conservadora china,
especialmente entre los manchúes, quienes veían esta reforma muy radical. Con el apoyo de los conservadores y con el apoyo tácito del oportunista político Yuan Shikai (1859-1916), la emperatriz viuda Ci Xi dio un golpe de Estado el 21 de septiembre de 1898, que obligó al joven emperador reformista, Guangxu a abandonar el trono imperial. Ci Xi accedió al gobierno como regente. Así pues acabó la Reforma de los Cien Días, con sangre, debido a que se ejecutaron a sus principales promotores, el cambio que necesitaba China, no se iba a hacer.

Estos conservadores dieron respaldo clandestino al antiextranjero y  anticristiano movimiento protagonizado las sociedades secretas, llamadas Yihetuan (Sociedad de la Justicia y Armonía). Este movimiento ha sido más conocido en Occidente como la rebelión de los boxers. En 1900 los bóxers, se organizaron de forma clandestina en Taiyuan, una ciudad la cual controlaba Yu Sien, un gobernador antiextranjero. Más tarde con la expansión de una hambruna y sus efectos sobre la sociedad china, se promovió la actividad de matar cristianos chinos y misioneros europeos, éstos representaban aquellas fuerzas foráneas que estaban sumiendo a los chinos en la miseria, de ahí se explican estas persecuciones contra cristianos. Los bóxers tenían la creencia de que mientras los cristianos continuasen desafiando las tradiciones chinas, el hambre y la sequía iban a continuar.

Imagen sobre la rebelión bóxer
Más tarde, esta rebelión pasaría a mayores, en junio de 1900, los bóxers, con apoyo de soldados
imperiales, sitiaron las concesiones extranjeras en Beijing y Tianjin, una acción que provocó una expedición europea contra el movimiento bóxer. Ante esta expedición, la emperatriz Ci Xi  declaró la guerra a Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, Italia, Austria, Estados Unidos, Bélgica y Holanda. Esta declaración de guerra por parte de la emperatriz se tradujo en la masacre momentánea de 44 misioneros a manos de los bóxers.  Además se asaltaron las embajadas occidentales, los residentes europeos se atrincheraron en sus embajadas situadas en la Ciudad Prohibida para resistir a los ataques de los bóxers. Hubo varias víctimas mortales occidentales durante estos asaltos a embajadas, entre ellos es de destacar al embajador alemán, el Barón Klemens von Ketteler, quién fue ejecutado por los bóxers. Ante todo esto se desató un profundo sentimiento antichino tanto en Europa como en América del Norte, zonas en las cuales se observó a estos ataques a las embajadas como una demostración del salvajismo y del poco sentido de la civilización que tenían los chinos. Ante todo esto, las potencias extranjeras declararon la guerra a China. Hasta la llegada de de fuerzas militares enviadas para ayuda a los occidentales, el propio personal diplomático tenía que aguantar defendiéndose como buenamente podía.

General Alfred Gaselee
El ejército de rescate llegó al mando del general británico Alfred Gaselee con 54.000 hombres a sus órdenes
compuesto por personas procedentes de los países a los cuáles la emperatriz Ci xi había declarado la guerra. El avance del ejército de rescate fue rápido y sin apenas oposición, debido a que el general Gaselee intentó evitar los enfrentamientos con las tropas chinas. Cuando llegó a la Ciudad Prohibida, se levantó el asedio a las embajadas occidentales y pagó el asedio con el caos, la violación y el saqueo, los europeos saquearon la Ciudad Prohibida como venganza. Los europeos llevaron a cabo una brutal represión para evitar otro levantamiento contra su poder en China, ante tal situación, la familia imperial tuvo que huir a Xian.

Finalmente este enfrentamiento acabó con la firma del Protocolo de 1901, mediante el cual la Corte de los Qing aprobaba la ejecución de importantes figuras que habían apoyado la rebelión y el asalto a las embajadas, además se aceptaba expandir el territorio del Barrio donde habitaban los occidentales, pagar las  reparaciones de guerra, aceptar el establecimiento de tropas extranjeras en China y destruir algunas fortificaciones chinas. China no perdió nuevos territorios en esta ocasión debido en gran parte a que los vencedores no terminaron de ponerse de acuerdo sobre los límites de sus zonas de influencia y/o anexión en el futuro. Japón aumentó aún más el prestigio internacional conseguido en las guerras contra China y afianzó su posición como potencia hegemónica en el área, en detrimento de Rusia.

Finalmente,  la Dinastía Qing quedó desacreditada otra vez más a los ojos de los funcionarios y el pueblo chino, aumentando entre las élites los apoyos al establecimiento de una república. Ante esto, la emperatriz Ci xi, antimodernizadora y conservadora observó que quizás la idea de modernización llevada a cabo por el emperador Guangxu. Se realizaron reformas destinadas a la modernización educativa y militar siguiendo el modelo japonés además de intentar experimentar un gobierno constitucional. La naturaleza repentina y la ambición de la reforma obstaculizaron su éxito.

La modernización venía tarde, seguían un modelo, el japonés, que cuando se llevó a cabo, los europeos eran simples visitantes de Asia, no los dueños como lo eran en tiempos de Ci xi.

BIBLIOGRAFÍA:
-CEINOS, Pedro. Historia breve de China. Silex. 2003
-GERNET, Jacques. El mundo chino. Crítica. 2005
-KYLE, Pamela. Manchúes: fundadores del Imperio Qing. Ariel. 2002
-PRESTON, Diana: The Boxer Rebellion. Nueva York: Berkley Books, 2000
-SPENCE, Johnatan. En busca de la China moderna. Tusquets editores. 2011

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